lunes, 31 de octubre de 2011

IPC y PIB, causa y solución del desempleo

Este gráfico representa la variación interanual del PIB y el IPC en varios trimestres, desde que se desencadenó la crisis financiera de 2007, posterior crisis económica, hasta ahora. Comparando estas dos variables se pueden prever algunos movimientos en la tasa de paro, como consecuencia de las oscilaciones del PIB y de la variación de la inflación.

Como se puede observar a primera vista, las oscilaciones del PIB y del IPC están correlacionadas, se mueven de forma similar. Si el IPC crece, el PIB crece de manera parecida, hay que aclarar que el PIB representado en esta gráfica es el PIB real (no incluye inflación). Mientras que el IPC y el PIB tienen su propio movimiento, la tasa de paro aumenta sin control, algo medianamente lógico si atendemos la situación económica de España, y a su extenso paro estructural.

Pero ¿cuándo comenzó la tasa de paro a dispararse? la respuesta está a finales de 2007, momento en el que la línea que representa la variación del IPC cruza hacia arriba la línea que representa el PIB, a partir de ese momento el paro comenzó a crecer con fuerza y sin parar, ¿hasta cuando? pues posiblemente hasta que se produzca el mismo movimiento pero en sentido inverso. La línea que representa la variación del PIB cruzará hacia arriba a la representación de IPC, ahí es cuando la tasa de paro volverá a caer. Estos son movimientos lógicos, y es que cuando los precios están subiendo (como en 2007) mientras la riqueza de los agentes económicos comienza a disminuir, el consumo se desploma, lo que a su vez provoca un aumento sustancial de la tasa de paro.

En este gráfico también se puede desmentir la famosa Curva de Phillips, que asegura que mientras la inflación se mantenga alta y con crecimiento el desempleo estará controlado y en descenso. Esta teoría ya quedó anticuada tras los estudios que realizó Milton Friedman el siglo pasado, y que quedaron demostrados en 1970 cuando la inflación en Estados Unidos era del 10% y el desempleo crecía sin control. En este gráfico se puede ver como el IPC crece entre un 4-5% entre mediados de 2007 y mediados de 2008, mientras que la tasa de paro sigue aumentando.




En este otro gráfico que abarca desde el año 1990 hasta 1997 se observa de nuevo la correlación entre el IPC y el PIB, pero además se demuestra la teoría del cruce de líneas comentada en los párrafos anteriores. 

España vivió una fuerte crisis en 1993, el estallido de la burbuja inmobiliaria japonesa y el aumento del precio del petróleo, España es un país totalmente dependiente de esta energía, originaron una crisis que causó una tasa de paro superior a la actual y una recesión fuerte, aunque no fue tan contundente como la que hemos vivido en la crisis actual. Con este panorama, la tasa de paro llegó a rozar el 24%, mientras que el IPC se mantuvo por encima de la línea que representa la variación del PIB en el gráfico, el desempleo siguió creciendo. Pero esta tendencia cambió totalmente cuando la línea que representa el PIB cruzó al alza a mediados de 1996 la línea del IPC. Con estos antecedentes, se puede prever que la tasa de paro, a día de hoy del 21,52%, no comience a descender hasta que no se produzca este cruce al alza entre PIB e IPC. 

domingo, 16 de octubre de 2011

Cataluña no es la comunidad más indicada para criticar el PER

Foto de Joan Ramón Zaballos. Foto: CIU

Hace escasos días, el portavoz de CIU en el Congreso, Josep Antoni Durán y Lleida, arremetió contra los jornaleros extremeños y andaluces subvencionados por el Plan de Empleo Rural (PER). Este político, el más sensato de CIU con diferencia, señaló que los beneficiarios del PER se pasan el día en el bar de su pueblo, disfrutando de las subvenciones que salen del bolsillo de los catalanes. Una forma sutil de llamar vagos y aprovechados a los campesinos del sur de España.

Duran acierta con acierta al cuestionar la utilidad del PER, pero falla intencionadamente en la forma de expresarlo, encharca su discurso con tientes sensacionalistas que calan muy hondo en el votante nacionalista de Cataluña. A todos nos gusta creer que somos los más guapos, los más altos y los  más solidarios con el resto de comunidades. Esta es la base del  nacionalismo y Duran lo sabe utilizar muy bien. Pero sus palabras no cuentan toda la verdad ni explican todo lo que deberían.

El Plan de Empleo Rural, conocido como PER, fue un programa de subvenciones a los ayuntamientos de Andalucía y Extremadura aprobado en 1984 por el Gobierno de Felipe González. Este plan se reformó en 1996  bajo el mandato de José María Aznar. El antiguo PER pasó a llamarse Programa de Fomento del Empleo Agrario (PROFEA) y se extendió simbólicamente a las comunidades de Castilla la Mancha, Aragón, Comunidad Valenciana, Castilla y León, Murcia y Canarias. Lo de simbólicamente se justifica porque Andalucía y Extremadura acaparan casi el 90% de la subvención total, que asciende a unos 200 millones de euros. Los campesinos que se benefician de este plan reciben unos 426 euros netos al mes, siempre y cuando hayan acumulado 35 jornadas de trabajo. Los jornaleros tienen que cumplir con estas peonadas hasta los 52 años, a partir de entonces no es necesario que acrediten ningún tipo trabajo para recibir la ayuda hasta los 60. Otro requisito para recibir esta subvención es la renta familiar del beneficiario, que no puede exceder 2,2 veces el Salario Mínimo Interprofesional.

Con estos datos objetivos, las palabras de Duran parecen justificadas, aunque también conviene mencionar algunos puntos positivos del PER. Esta ayuda cumple una función social muy importante, va destinada mayoritariamente a una población con más de 50 años, que no han recibido ningún tipo de formación y que tendrían serios problemas para encontrar un empleo fuera de un sector agrario que no da más de sí. Además, el PER fomenta la fijación de población en las zonas rurales, sin esta subvención la despoblación de la España profunda sería aún mayor, y entonces ¿quién labraría las tierras?

Además, Duran y el Gobierno catalán no son los más adecuados para acusar a estos campesinos de pasar ociosas tardes a costa del dinero de los catalanes. Primero porque no son ni mucho menos la comunidad que más dinero aporta al fondo de solidaridad interregional, según un estudio realizado por la Fundación BBVA desde 1991 hasta 2005 los madrileños son los que más dinero han aportado en este apartado, algo más de 2.300 euros anuales por habitante, mientras que cada catalán aporta 1.094 euros. En estudios recientes la tendencia es similar y nunca he escuchado a ningún ciudadano de la capital quejarse de esta cuestión. Segundo, Cataluña es la comunidad que más ayudas recibe para mantener y fomentar su industria del automóvil, del total de los 215 millones que repartieron en 2010 la comunidad catalana se llevó 60,6 millones, ocupando el primer puesto del reparto con diferencia. Tercero, durante los últimos años, los Presupuesto Generales del Estado han sido muy generosos con esta región, algo totalmente lógico si observamos que el PSOE suele obtener una cantidad importante de votos provenientes de Cataluña en las elecciones generales. Sin embargo, Duran obvia deliberadamente toda esta información, al nacionalismo no le gusta saber  que todos los Españoles financiamos muchos de los proyectos catalanes.

A pesar de este pequeño tirón de orejas al portavoz en el Congreso de CIU, hay que reconocer que el PER es un plan que crea diferencias entre los ciudadanos de España, subvenciona el sedentarismo territorial, y que los motivos de su implantación fueron más políticos que otra cosa. Aún así, un político de la talla de Duran no puede caer en tópicos de este tipo. Quizás sus palabras estaban influenciadas por el ambiente que le rodeaba y por sus colegas de partido, pero no es excusa para insultar  a este colectivo. Además, Duran debería saber que una parte importante de la sociedad catalana está formada por emigrantes de Andalucía y Extremadura, que fueron a esta comunidad buscando una vida mejor y la encontraron dentro del fuerte sector industrial y textil catalán del que tanto se vanaglorian. Puede que con estas polémicas palabras Duran haya tirado piedras contra su propio tejado, aunque como está demostrado todo se olvida muy rápido.