jueves, 24 de enero de 2013

Se duplica el número de personas que dejan de buscar empleo por 'desánimo' (2008-2012)

Elaboración propia con datos de INE
Como se puede ver en el gráfico, el número de 'desanimados' desde que comenzó la crisis se ha multiplicado por más de dos. En 2008 el número de inactivos (no buscan empleo de forma activa) porque creían que no iban a encontrar empleo era de 213.000 personas. A día de hoy, después de varios años de crisis, este número asciende a 521.000 personas. La crisis económica está haciendo mella en el mercado laboral español, un número cada vez mayor de la población pierde la esperanza y deja de buscar un empleo de forma activa. | El dato del INE se puede observar aquí.

La Catedrática de Economía de la Universidad Autónoma de Madrid, Ainhoa Herrarte, define a los desanimados así: "son las personas que tras haber buscado empelo durante un cierto periodo de tiempo y no encontrarlo, se cansan de buscar (se desaniman) y abandonan la búsqueda, convirtiéndose así en 'inactivos desanimados' (aunque si les llegara una oferta de trabajo aceptarán dicho empleo)". Pero es la oferta de trabajo quien tiene que llegar a ellos, los desanimados, cansados de dar 'palos de ciego' no buscan empleo de forma activa.

El incremento de los desanimados tiene un efecto artificial beneficioso para la tasa de paro, pues son personas que dejan de ser parados para pasar a ser inactivos. Por eso, para analizar la salud del mercado de trabajo es mejor usar la tasa de empleo, como he explicado en un artículo anterior.

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Lo realmente catastrófico para España es la baja tasa de empleo

Hoy todos los políticos, medios de comunicación etc. hablarán de la tasa de paro, de los casi 6 millones de parados que hay en España, 6 millones de personas que están buscando empleo de forma activa y no logran encontrarlo. Está claro que la tasa de paro es un indicador muy relevante dentro del mercado laboral, pero hay otro que lo es mucho más y no se le da apenas protagonismo en los medios, me refiero a la tasa de empleo.

Y es que, la tasa de paro tiene algunas deficiencias que la convierten en un indicador incompleto sobre todo en tiempos de crisis. En épocas de recesiones prolongadas, como la que estamos viviendo, se produce el efecto 'desánimo' de los que buscan un empleo de forma activa. Estos desanimados son parados que ante la dificultad de encontrar un empleo en la complicada situación actual terminan claudicando y pasan a ser inactivos desanimados. A la hora de realizar el cálculo de la tasa de paro se produce un descenso artificial de esta, ya que el desanimado pasa de ser un parado a ser población inactiva, y por lo tanto ya no entra en la fórmula para calcular la tasa de paro.

Mientras que en la tasa de empleo se calcula todo ((Nº Ocupados/ Población de 16 a 64 años) X 100), mide el porcentaje de la población que está ocupada. Esta tasa tiene en cuenta el porcentaje de ocupados respecto de la población 'potencialmente activa' (todos los que están en edad de trabajar, sea de forma activa o inactiva), de modo que la tasa de empleo considera de forma conjunta las tasa de actividad (población disponible para trabajar) y la tasa de paro.

Elaboración propia con datos de Eurostat e INE
Como se puede ver en el gráfico, tasa de empleo española es muy inferior respecto a la de Alemania o a la media de la Eurozona, cuando en el año 2000 se partía desde el mismo punto que el conjunto de la zona euro. La tasa de empleo en España publicada hoy por el INE es del 55,37%, sólo superada a la baja por el 51% de tasa de empleo en Grecia. Este es un dato preocupante, mucho más que el de la tasa de paro. A la cabeza se encuentran Holanda y Suecia, con tasas de empleo superiores al 75%. La tasa de empleo es el mejor indicador para analizar la salud del mercado laboral en una economía. A día de hoy, el mercado de trabajo español sigue muy enfermo.

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jueves, 17 de enero de 2013

La devaluación interna en España, al borde del fracaso

La Eurozona ha decidido que la mejor forma para corregir los desequilibrios de algunos Estados y salir de la crisis sea a través de una devaluación interna. Esta devalución consiste en lograr que los bienes y servicios producidos en España u otros Estados con los mismos problemas sean más competitivos y ganen cuota de mercado en el exterior e interior. Se pretende que España produzca más barato y mejor, mediante la moderación salarial y la reducción de los beneficios distribuidos (todo beneficio que no es reinvertido en la empresa para mejorarla, es decir, dividendos a accionistas, etc.). Lo explica muy bien el Responsable Económico de CCOO, Miguel Ángel García, aquí. Mediante esta fórmula se plantea que estos Estados salgan de la crisis exportando, y así corrijan los déficits por cuenta corriente, que les han llevado a tener unas deudas con exterior inmensas que ahora hay que devolver.

Esta fórmula ya se probó en los países bálticos durante 2009-2010 con excelentes resultados, estos Estados del norte crecen y crean empleo en la actualidad. Se puede ver un buen ejemplo de la devaluación interna en los países bálticos aquí. En España, la devaluación interna, tras mucho sufrimiento, ha comenzado a dar sus frutos, aunque aún no se puede observar aún en la economía real (PIB y creación de empleo siguen a la baja) si se puede ver observando la demanda exterior neta (exportaciones menos importaciones) que es positiva después de muchos años.

Elaboración propia con datos de Eurostat
Como se puede ver en el gráfico, España ha exportado más de lo que ha importado en los dos últimos trimestres de los que se tienen datos en 2012, es un síntoma claro de la buena salud que gozan los bienes y servicios Made in Spain y de la significativa reducción de las importaciones. Pero esto no va a ser suficiente para salir de la crisis, para que un Estado puede crecer vía exportaciones necesita que sus principales socios comerciales compren esos bienes y servicios, es decir, que Alemania, Francia, Portugal, etc. puedan mantener unos elevados niveles de consumo e inversión, y así decidan importar los competitivos bienes producidos en España.

Elaboración propia con datos de Eurostat
Sin Europa no hay crecimiento

Como se puede analizar en el gráfico, el consumo y la inversión en la Unión Europea están de capa caída, la recesión vuelve a amenazar a Francia y Alemania, poniendo en peligro la salida de la crisis de España vía exportaciones. Si la demanda de los Estados que forman la Unión Europea no tira del carro, España verá muy limitado su campo de exportación (España realiza más del 67% de las transacciones comerciales con la UE). Los últimos datos son entristecedores: desplome de las ventas de coches europeas. Todo el proceso de devaluación interna podría haber sido una pérdida de tiempo y un gran daño sin recompensa para los ciudadanos de España.

En los países bálticos funcionó a la perfección, por una sencilla razón, mientras que ellos implementaban la devaluación interna en el resto de países del mundo se ponían en marcha los planes de estímulo fiscal acordados y negociados en la cumbre del G-20 de Whasington. Ahora es diferente, no hay planes de estímulo fiscal, y como dijo el Gobierno alemán a Mariano Rajoy "no vamos a alimentar el crecimiento europeo".

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jueves, 10 de enero de 2013

Gráfico: Deuda Privada vs Deuda pública (1995-2012)

Elaboración propia con datos de Eurostat y Banco de España
Como se puede ver en el gráfico, sobre 1995 la deuda pública y la deuda privada tenían un peso similar sobre el producto interior bruto de España. La deuda de las Administraciones Públicas y de los agentes privados (familias y empresas) se encontraban equilibradas. 

A partir de 1998-1999 la tendencia cambió radicalmente, el euro estaba muy cerca de llegar a nuestros bolsillos y el Banco Central Europeo sería el dueño de la política monetaria de España. El tipo de interés de referencia (interés al que se financia el sector financiero) impuesto por el BCE fue muy inferior al que aplicaba el Banco de España años anteriores, para luchar contra la inflación y lograr un crecimiento y unas cuentas equilibradas (públicas y privadas).  España compartiría moneda y política monetaria con Estados como Alemania o Francia, de modo que el tipo de interés de referencia había que elegirlo con cuidado para fuese beneficioso para todos los miembros de la Eurozona, una tarea ardua.

Como se ha podido comprobar durante la crisis, los tipos de interés que manejó el BCE desde 1999 hasta el 2007 causaron grandes desequilibrios en los Estados euro. En el gráfico se puede ver como los agentes privados españoles aprovecharon estos tipos reducidos para endeudarse a un precio irrisorio. Los bancos nacionales accedieron a los mercados monetarios con facilidad y sin pagar a penas intereses para lograr esta financiación, que luego prestarían a familias y empresas. Mediante este sencillo sistema la deuda privada fue creciendo hasta superar con creces los dos billones de euros, 1,2 billones de empresas y unos 900.000 millones de euros a las familias. Una deuda bancarizada, es decir, los españoles debían el dinero a los bancos, y los bancos se lo debían a su vez a otros españoles y una parte muy importante también al exterior (deuda externa).

Mientras que el sector privado se endeudaba, el sector público aprovechaba el crecimiento del PIB (a base de endeudamiento) y, por ende, de los ingresos públicos, para reducir paulatinamente su deuda. En 2007 la deuda pública española cayó al 37% del PIB, mientras que la privada superaba con creces el 200% del PIB. El Estado registró varios superávits durante el ciclo expansivo.

Poco después estalló la crisis de las hipotecas subprime en Estados Unidos, que prendió la mecha para que estallase la crisis en Europa y la burbuja inmobiliaria en España (por cierto, la mayor parte del endeudamiento privado en España se usó para comprar y construir viviendas). El sector privado se vio con una deuda de más de 2 billones de euros que nadie quería refinanciar, el riesgo era muy alto para volver a prestar dinero a unos bancos españoles, que tenían los balances llenos de ladrillo sin valor. De modo que el sector público tuvo que salir al rescate, al rescate de los bancos, a pagar prestaciones por desempleo, etc. mientras que los ingresos públicos disminuían ante la caída de la actividad económica.

Por eso durante estos últimos años, la deuda pública ha crecido con tanta fuerza mientras que la privada se reduce levemente. Se está produciendo un intercambio de deudas, el sector público rescata al privado y se queda con su deuda con la esperanza de que el sector privado la devuelva algún día. Mientras tanto, los intereses que tiene que pagar el Estado para emitir deuda crecen, se incurre en elevados déficits y la crisis de  deuda privada pasa a ser de deuda pública.

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